El mundo entero es un escenario
Empezaba a hacer frío en esa zona alejada que tanto le gustaba pero las olas nos arropaban.
-¿Oyes eso?-me dijo-
Estábamos solos.
-Son los aplausos. Los aplausos ansiosos por ver algo que les haga olvidar sus problemas, su propia vida. ¿Sabes? Tienen muchos problemas, demasiados...Creen ser los más desgraciados- se encendió un cigarrillo- Pero hoy los haré esperar...un poco más-dio una larga calada-¿Los escuchas ahora?-señaló a las olas, para hacerme comprender quizás- Incansables. Una y otra vez. En una eterna monotonía por adorar a quien se suba a este escenario-dio unos pasos, dueña y diosa de cada grano de arena que pisaba- O eso nos creemos nosotros...
Se sentó a mi lado y apagó el cigarrillo en una botella vacía.
-Me gustaría ser como él-continuó mirando al mar- Apacible y temerosa. Él no se queja de su monotonía...quizás debería aprender de él. Suelo escribir mis sueños en la orilla,¿sabes? Para que sólo él los lea...y los borre...A sólo él le permito reírse de la estúpida que escribe esos sueños imposibles.
Se levantó y dejó que las olas le lamieran los pies suavemente.
-Te sientes insignificante a su lado-jugaba con las olas, dejaba que ellas la buscaran incansablemente-Te rompe y te acaricia...me encanta sentarme a solas, frente a él...Pero hoy, será distinto, a tu honor...-miró a la Luna llena-Ella, será mi candileja. Dejaré que las olas sean la música incesante. Serán esa música que se escucha en lugares a media luz, con un piano cansado por el número de manos que lo han acariciado y aporreado, una voz que crees prodigiosa y una buena copa de algo nuevo. Y tú...sólo hoy, serás el público, todos y ninguno. Cada persona: a la que le brillan los ojos de pura emoción, el que tiene vergüenza porque sus ojos brillen, el crítico, el conformista, el niño pequeño que no debería estar ahí, la persona mayor que lleva demasiados espectáculos, el joven que desde esta noche no volverá a ser el mismo...-guiñó un ojo- Y yo...sólo hoy...seré la estrella ¡Encantado de verle de nuevo, apacible y temeroso público!-me besó la mano- Nunca será usted como el mar...pero, olvídelo...olvide todo...No pregunte el truco...no se lo diré. Verá magia, con o sin trampa, magia es. Gracias por venir, póngase cómodo: ¡comienza el espectáculo!
Esa noche me presentó a su amante, a su confidente, a su soledad...el mar.
Esa noche la Luna, su candileja, sólo la alumbraba a ella.
Esa noche me mostró la magia más refinada, pero no pregunté el truco.
Esa noche se atrevió a contar sus sueños, sin que el mar o el olvido se los llevase arrastrados por la brisa nocturna.
Esa noche me enseñó la vida...
Esa noche.