La energía de todo el mundo parecía estar concentrada allí arriba.
Ella.
Los aplausos la sujetaban y, a cada palmada, una razón para subiendo por la larga escalera. La tensión quería gritar, pero era silenciada por el alboroto del público.
De vez en cuando, su inseguridad la hacía parar, pero lo disimulaba con la sonrisa con la que nacían nuevos vítores.
Llegó, al fin, arriba.
Sus pasos estaban ideados y planeados friamente, saldría bien.
Nadie tenía por qué saber que era su primera vez.
Saludó con una sonrisa perfecta llena de sueños. Si no estuviera controlando, su corazón se habría salido del cuerpo.
Ya no escuchaba al impaciente y vacío público. Silencio. Miró la delgada línea que parecía ahogarla. Cerró los ojos.
Sólo la cuerda y ella.
Aún con los ojos cerrados, hizo una señal. Retiraron la red que la separaba del vacío.
Sólo la cuerda, el vacío y ella.
El público aplaudió más fuerte sin imaginar nada. Todo tendría que salir bien. Siempre fue y siempre será así.
Abrió los ojos y se despidió de todos los espectadores. Miró la cuerda, que pareció estrecharse. Se concentró.
La cuerda y ella. Sólo la cuerda y ella.
Dio un primer paso seguro, sin pensar. En el lugar y tiempo exacto para darlo. Miró al público feliz. Podía hacerlo.
Otro paso, un poco más dudoso. El vacío.
Llegó a la mitad. El tiempo parecía también caminar junto a ella.
No tenía prisa.
Sólo estaban la cuerda y ella.
Despació miró al público. Despacio.
Vacío. Ella.
Sonrió, allí mismo, con la felicidad que nadie podría entender o experimentar.
Giró y se puso de cara al público.
Expectación.
Pudieron leer en sus labios en constante felicidad un adiós lleno de esperanzas y sueños.
Ella, sólo ella.
Vacío.
Los payasos miraron la delgada cuerda. Sólo quedaba la cuerda. El público esperaba curioso la vuelta de la trapecista desaparecida. Un segundo...dos...
Pero como público que era, olvidó pronto a la joven trapecista y fijaron toda su atención en el siguiente número.
Nadie recordó a la trapecista que decidió no seguir la línea que otros marcaron por ella.
Finalmente, sólo quedó la cuerda floja.
La frecuentada y estrecha cuerda floja.
Haciéndome mi propio camino... Sin prisas, paso a paso. Contemplando cada muestra de belleza, cada gota de vida.
Paso a paso.
No sigas la línea que otros trazaron por ti.
A Dreamer.