Estas Navidades son extrañas. Creo que el problema (o no, según como lo miremos) es que Jerez sigue igual, exactamente igual...y yo no.

Feliz Navidad. Sólo aconsejaros que no os engulla su consumismo desmedido, su hipocresía y que no os pidáis juguetes que asesinen la imaginación.

En el tejado,

a dreamer.

Sólo unas palabras me han servido para hacerme volar hasta delante de la orilla (de mi playa, de nuestra playa) donde tantas veces hemos fantaseado con un futuro que siempre quisimos que llegase al siguiente minuto.
Dejando que las olas acaricien mis pies tímidamente, sintiendo la brisa que, lentamente, se adueña de mí, se enlaza entre pensamientos y recuerdos. El frío de diciembre es la forma de mantenerme con los pies en la arena, y con la cabeza en las estrellas; penetra en mis pulmones, y sube a mi garganta, transformándose en el grito que mi alma ha estado acallando tiempo atrás. Sé que no soy la única que lo ha sentido, que ha sido grito, frío y mar. Y eso me basta.

Improvisación que sólo 2 personas entenderán (aunque tampoco estoy muy segura jeje)


a dreamer.