Vidas
Piensa en un día cualquiera del año, escoge una línea de autobús al azar y coloca las manecillas de tu reloj en la posición exacta de las 19.27. Siéntate en el asiento que siempre queda vacío y observa.
Ahí están. El bebé más risueño que busca miradas en desconocidos. La anciana que siempre deseó ser abuela que lo contempla con una sonrisa en los labios. El chico que se siente seguro con su guitarra a la espalda y que se propuso a sí mismo el reto de conmover a tres personas con sólo dos acordes. La joven que mira a través del cristal empañado con un brillo especial en los ojos que crea un halo mágico, poético, que deslumbra a un aficionado a los retratos fotográficos, sentado a su lado. El pesimismo toma forma tras los gruesos cristales de las gafas del hombre que se siente un grano de arena mientras lee las necrológicas. El niño que siente que todas las calles que se apresuran tras la ventanilla son iguales y que el tiempo se queda estancado en el charco de barro que descansa bajo un semáforo en rojo. La persona que vuelve a ver la ciudad que hacía años no visitaba y a la que, cada farola, cada árbol y cada esquina le regalan viejos y dormidos olores, desilusiones y caricias. El joven cuyos ojos revoletean buscando un color cálido donde posarse para evitar el gris que colorean sus pasos perdidos.
Nos cruzamos con miles de vidas diferentes cada día que encarnan experiencias, contradicciones, sentimientos, sueños y caminos...Vidas que nunca volverás a ver, que nunca llegarás a conocer. Y nadie se sorprende.
Sentada en el asiento de la penúltima fila, en el lado de la ventanilla, observando, imaginando y creando,
a dreamer.
Ahí están. El bebé más risueño que busca miradas en desconocidos. La anciana que siempre deseó ser abuela que lo contempla con una sonrisa en los labios. El chico que se siente seguro con su guitarra a la espalda y que se propuso a sí mismo el reto de conmover a tres personas con sólo dos acordes. La joven que mira a través del cristal empañado con un brillo especial en los ojos que crea un halo mágico, poético, que deslumbra a un aficionado a los retratos fotográficos, sentado a su lado. El pesimismo toma forma tras los gruesos cristales de las gafas del hombre que se siente un grano de arena mientras lee las necrológicas. El niño que siente que todas las calles que se apresuran tras la ventanilla son iguales y que el tiempo se queda estancado en el charco de barro que descansa bajo un semáforo en rojo. La persona que vuelve a ver la ciudad que hacía años no visitaba y a la que, cada farola, cada árbol y cada esquina le regalan viejos y dormidos olores, desilusiones y caricias. El joven cuyos ojos revoletean buscando un color cálido donde posarse para evitar el gris que colorean sus pasos perdidos.
Nos cruzamos con miles de vidas diferentes cada día que encarnan experiencias, contradicciones, sentimientos, sueños y caminos...Vidas que nunca volverás a ver, que nunca llegarás a conocer. Y nadie se sorprende.
Sentada en el asiento de la penúltima fila, en el lado de la ventanilla, observando, imaginando y creando,
a dreamer.
sentido por Alba at 1:01 p. m.
5 Comments:
qué entrada más bonita.. me encanta tu naturalidad a la hora de fijarte en esas cosas. y a la hora de contarlas. ME encanta tu creatividad.
Me gustaria ser ese chico k sorprende a tres personas con dos acordes.He sido u sugi siendo es eniño que ve que todas las calles son iguales siempre, inalterables al paso de los años.Y ultimamente tbn soy aquel joven al que las esquinas y sitios que no ve desde hace muxo, le traen buenos recuerdos.
Existiran muchas experiencias y vidas ajenas, pero nos sorprendería saber hasta k punto estamos conectados con esas experiencias.
PD:Xk mira las necrológicas y no la típica tira cómica carente de humor?
Esta entrada de verdad que sí me ha gustado (de las recientes que llevo leídas). No sé, lo has contado de una forma demasiado bonita, sacando cosas que a mi forma de ver el mundo no soy capaz de captar. Suscribo el comentario de Casaus.
A veces he observado de la misma forma y me he sorprendido reflejado en los ojos de cada una de esas personas. Todas esas miradas esconden la maravilla y la tristeza del mundo.
Buscando miradas en la niebla,
mil seiscientos trece besos.
Y cualquier vida que me invento en los asientos de los autobuses, en los minutos de espera o en las cafeterias abandonadas nunca me las invento sola. Siempre esta tu sombra a mi lado.
Yo he acabado cayendo tambien en esto. Ya ves, me pueden los vicios ;)
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