domingo, noviembre 23, 2008


Ni el monstruo que habita debajo de mi cama, ni las agujas... de pequeña lo que me daba miedo eran los actores y todo lo que se escondiera tras una máscara (porque pensaba que tras ella sólo había un vacío). Me daba pánico pensar que podían ser cualquier cosa, comportarse siguiendo un papel distinto al suyo, que no se distinguiera el personaje de la persona.

Y ahora...los admiro. Porque viven el momento previo al vacío. Porque construyen paredes que caen, invisibles. Porque son sólo una persona con miles de vidas deseando ser ciertas.


Porque, no sé cómo, esos que me aterraban, han acabado rodeándome, recitándome y haciendo que me sienta a su lado en un escenario de madera desgastada y telón rojo. Decirles que vivan cada vida, que sean, que sientan...el resto, nos contentaremos con ver esa historia que nunca podría bajar del escenario, mientras somos los actores de nuestra propia vida, tomando la dirección de una obra que improvisamos en un amplio escenario. Los demás, siempre podrán seguirnos, o, si lo prefieren, quedarse sentados en el patio de butacas, esperando pacientemente el final de una obra en la que desconocen quiénes son los verdaderos protagonistas.


Actores o espectadores. Elegísteis bien.


a dreamer.


Pd: ...Y a pesar de todo, a veces, siguen asustándome un poco.

Pd2: Publicado el 3 de diciembre de 2008.

miércoles, noviembre 05, 2008

Quizás no son las formas ni las palabras adecuadas para volver tras tanto tiempo (no tanto, pero la anterior entrada ya pertenece a otra época de mi vida), pero mis dedos querían volver a escribir para este tejado.
Vuelvo a ser más que nunca la protagonista de mi propia vida, cogiendo cada oportunidad, pisando calles nuevas e intentando impregnar con un poco de mi olor esta nueva casa.
La lluvia volverá, ya que, extrañamente, sólo me rozó algunas horas. Mientras tanto, el Sol brilla distinto, con una nueva intensidad y, más que nunca, parece que sólo yo puedo verlo.
Me siento plena, feliz de estar donde estoy, disfrutando cada nuevo día, tan distinto al anterior. La monotonía la dejé en el viaje.

Por favor, que nadie nunca me diga eso de "no cambies", me aterra.

Más que nunca,

a dreamer.