lunes, marzo 26, 2007

Lluvia de colores

Llovía colores en la ciudad de carboncillo. Llovía y nadie se refugiaba.
La lluvia atravesaba la ropa acariciando su piel. Sonreía mientras las gotas exploraban su rostro.
Todos sonreían, cerrando sus paraguas para sentir la pura y delicada lluvia.
Había una luz tenue y cálida de un Sol ausente, que observaba escondido.
Sólo se escuchaba la música de la lluvia, golpeando rítmicamente el suelo, acariciando cada poro de piel.
Las gotas sanaron heridas, desgataron mentiras de tiza, arrastraron problemas. Fluían sueños, hadas, esperanzas y princesas.
Su felicidad brillaba, su mente escribía a pluma recuerdos de la eterna lluvia de colores.
Acabó el dibujo y se olió las manos, llenas de acuarela. Fuera llovía, la gente parecía huir. Paraguas grises en el día gris. Las gotas querían hacerse oír.
La niña colgó su dibujo de lluvia eterna. Sacó las manos a la ventana, las gotas lamieron sus dedos coloridos. Sonreía, sintiendo como las gotas la acariciaban. Y, por un momento, sólo por un momento, llovió colores en la ciudad gris, llena de prisas y sueños rotos.

Bajo esa lluvia perenne de colores.

Sintiendo...

A Dreamer.