lunes, junio 18, 2007

Lluvia

La eternidad mecía al tiempo al ritmo de una nana.
La verdad se maquillaba ante los aplausos impacientes.
El columpio era acariciado por una música lluviosa.
La soledad lloraba su ausencia, agarrando un teléfono arrancado.
Las palabras acallaron al poeta.
El final estaba sentado, todos bailaban.
La tinta lloró sobre el momento.

Lluvia improvisada en el teclado.

Lluvia,

a dreamer.