Eres demasiado dichoso

Aunque una carroza de muchos asientos lleve a tus perfumados sirvientes y para servirte, los caballeros de Libia suden en larga carrera polvorienta; aunque tus lechos cargados de cojines se levanten en torno a varias playas y el mar en que te bañas blanquee con tus ungüentos; aunque los vinos de Setia hagan brillar el cristal inmaculado de tus copas; aunque duermas sobre colchones de pluma que envidiaría la propia Venus, te pasas la noche tumbado sobre el umbral de soberbia concubina y su puerta, sorda a tus quejas, se empapa con tu llanto. No dejan los hondos suspiros de quemar tu pecho. ¿Quieres que te diga de dónde provienen esos males? De que vives demasiado bien.

Mi texto (lo que escucháis que digo entre dientes todos los días).

Tenía que subir al tejado éste parrafito, el que me está enseñando tanto, el que me ayuda a desenvolverme mejor, a cumplir uno de mis deseos desde que era pequeña (¿recuerdas?):estar en un escenario.

Crujidos de escenario,

a dreamer.