La música le empujaba suavemente, meciendo un cuerpo que no dormiría esa noche. Los acordes se refugiaron en sus oídos, golpeando con dulzura, viajando hasta su estómago. El suelo jugueteaba con sus pies, invitándola a pisar nuevas piedras siguiendo el ritmo constante que se ramificaba a su alrededor.
Miró hacia arriba. Abrió la mano y sintió el tacto de la Luna.
Esa noche, mientras se alejaba con el universo en el bolsillo de su pantalón, fue piano, saxo y brisa nocturna.
Con el universo en el bolsillo,
a dreamer.
1 Comments:
Donde estabas en ese momento? Entiendo que no estabas sola verdad? Y entiendo que a lo mejor estabas en Cádiz? Puede ser? o estoy completamente equivocado y es todo lo contrario? Hummmm, cuánta contrariedad! En todo caso, pisando nuevas piedras a cada paso que vamos dando... mil seiscientos trece besos.
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