jueves, septiembre 07, 2006


Comenzaba a atardecer.
El sol atravesaba los vasos, haciendo creer que había pequeñas hadas jugando entre las mesas.
Las risas se derramaban hasta los callejones más solitarios, convirtiendo la soledad en esperanza.
El viento sacaba a bailar a las ramas de los árboles, que se mecían tímidamente.
Las hojas caían sobre el suelo empedrado, dándole color a las frías piedras que cargaban con el peso de la rutina adherida a cada caminante.
Un gato callejero paseaba lentamente exhibiendo su refinada elegancia.
Las vidas de las personas se convertían en una sola. Una mirada de amor era de odio en la mesa de al lado; el sueño de un joven era la realidad de un anciano; el beso de una pareja era el suspiro de un hombre solitario; el recuerdo de una anécdota era el olvido de ese día.
Las palabras que se decían y las que se quedaban en la garganta, revestían esta atmósfera dando calidez al sol que ya empezaba a enfriar.
Se podía escuchar la música del murmurar de los vasos y como los hielos seguían su ritmo aprovechando cada momento de su corta existencia.
Parecía que nadie se daba cuenta de la magia que salpicaba cada resquicio, de la vida. Y eso lo hacía más mágico.

Me gusta contemplar la belleza que envuelve cada muestra de vida.
A Dreamer.

1 Comments:

Blogger Phantom escrbió...

Exacto. Lo bueno, lo encandilador de la Magia es precisamente eso: que es magia. Y que nadie se entere de toda la Magia que nos rodea... es aún mejor porque sólo nos deja soñar con ella, saber que existe aunque algún que otro pedante que dejó hace tiempo el país de nunca jamás se empeñe en decir que son cuentos de niños. No señor, nada más lejos de la realidad. La Magia está en cada rama, en ese viento que nos envuelve misteriosamente, en cada gota de lluvia que cae de repente no se sabe cómo... sólo es cuestión de cerrar los ojos de la mente y abrir los del corazón. Ahñi es donde está la Magia. Me ha encantado niña.

jueves, septiembre 07, 2006  

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